La Lo(mc)e me confunde
martes, 11 de octubre de 2011
jueves, 28 de octubre de 2010
viernes, 24 de septiembre de 2010
Don Punset (microrrelato de ficción)
viernes, 4 de junio de 2010
Pedro M., maestro de Escuela
(Parafraseando el conocido eslogan, hoy quiero reivindicar que “La Primaria también existe”. No olvidemos que cualquier cambio real de nuestro disparatado Sistema Educativo exige una transformación radical de esta etapa. A veces tiene uno la sensación de que únicamente se certifica el naufragio en el momento en que los alumnos se incorporan a la Secundaria. Es un lugar común la identificación del desastre con la implantación de la ESO. Yo creo, por el contrario, que el drama comienza en la etapa Primaria y si me apuran, en la Educación Infantil. Doy fe de que el único discurso real en los colegios es el de la secta. Fuera de él no hay, hoy por hoy, alternativa. Las críticas que el malestar genera en los maestros no suelen salir del ámbito de lo privado. Este trabajito pretende dar alguna pista al respecto.)
Pedro M. miró descuidadamente su reloj. Era sábado; estaban a punto de dar las siete de la tarde. Sacó de su bolsillo el manojo de llaves del colegio y escogió las de la alarma y la puerta principal. Una vez abierta la puerta procedió a desconectar la alarma y respiró profundamente.
Ante sus ojos se elevaba hacia el cielo, en grácil vuelo, una bandada de palomas de la paz cosidas verticalmente a unos cordeles de colores, con los rebordes resaltados de azulón y una pequeña ramita de olivo en el pico. Sí, poco a poco iba calando entre los niños y las niñas la cultura de la paz propiciada por los programas del proyecto Escuela Espacio de Paz. Evocó la celebración reciente y aquella cadena humana que los niños y las niñas habían trenzado en el patio principal; y el ascenso al cielo de multitud de globos blancos preparados en el taller cooperativo.
Subió por las escaleras de la izquierda y se detuvo en la primera planta. En la balaustrada que asomaba al hall, una sinfonía de cartulinas de colores con forma de hojas de árbol difundía mensajes coeducativos que los niños y las niñas habían elaborado como colofón a las actividades del proyecto de Coeducación. “Todos y todas somos iguales” rezaba el primero, encabezando una colección de frases rotundas e ingeniosas. De las últimas hojas sólo se alcanzaba a ver algunos títulos: Marie Curie , Rosalind Franklin… Pedro M. asintió con una sonrisa imperceptible y continuó avanzando. Delante de la clase de 4º B, sobre un fondo de papel kraft azul, destacaban los trabajos del Taller Literario que la Seño Pepi había organizado con sus alumn@s. Este año habían apostado por Miguel Hernández. Así lo manifestaron en la reunión del Consejo Escolar: Buenas tardes a todos y a todas; en primer lugar, decir que este año vamos a poner en valor la poesía de… El ruido de una puerta que batía interrumpió sus pensamientos. Al ir a cerrarla reparó en los carteles solidarios que el alumnado había confeccionado para ayudar a los pobres de África en el marco del proyecto de Interculturalidad: “Los niños y las niñas del Colegio, por África” afirmaba un enorme letrero de colores.
Le gustaba recorrer a solas el Colegio, especialmente los días festivos. El silencio le permitía concentrarse en la supervisión de los trabajos que él había sugerido a través del Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica. El Colegio era ya reconocido por la cantidad y calidad de sus proyectos y había sido elogiado y puesto como modelo desde la Delegación Provincial.
Abandonado a sus reflexiones, Pedro M. llegó al final del pasillo de la primera planta y se detuvo ante los trabajos que los niños y las niñas de 3º A habían confeccionado para el proyecto de Alimentación Saludable. Recortes de fotografías de revistas explicaban inequívocamente qué alimentos debíamos y cuáles no debíamos tomar. Recordó con orgullo la puesta en marcha de la semana de los alimentos naturales y el reparto gratuito de manzanas y mandarinas en la hora del recreo. Unos metros más allá resaltaban los trabajos del proyecto Aprende a Sonreír. Un premolar con aspecto humano se autocepillaba sonriente envuelto en una nube espumosa de dentífrico. Pedro M. recordó que los objetivos primordiales de la campaña por la salud bucodental se habían cumplido satisfactoriamente.
Había llegado al final del pasillo. Tomó esta vez las escaleras de la derecha y subió a la segunda planta. Nada más llegar reparó en un cartel agonizante y destartalado sobre el Día Universal de la Infancia y la Declaración de los derechos del niño (“ y de la niña”, había añadido con rotulador una mano amiga). Restauró como mejor pudo las grapas que aguantaban los jirones del mural. Los profesores y profesoras de 5º curso apenas se implicaban en los proyectos del Colegio o, sencillamente, no los tomaban en serio. El mural databa del año 2003, prueba irrefutable de su falta de colaboración. Un poco más adelante lucía en todo su esplendor el cartel en más de veinte idiomas que enmarcaba la puerta del aula de Interculturalidad. “WITAJCIE , TERVETULUA”, acertó a distinguir entre otros mensajes de bienvenida. Sonrió satisfecho, mientras recordaba la aprobación del Plan de Acogida, y bajó hasta su despacho de Director.
Sobre la mesa descansaba una carpeta con el Programa de regulación de Conflictos. El lunes lo pondría en marcha en 6º curso. Repasó el plan de las primeras sesiones:
Presentación / La empatía / Cooperación, ayuda mutua / Escucha activa / Autoestima / Asertividad / Final: mandala.
Lo tenía todo claro, dejó de nuevo la carpeta sobre la mesa y salió para adentrarse en la ciudad. Se hacía de noche.